De la costa atlántica a las nieves del Alto Atlas, paradas fascinantes entre medinas laberínticas, mares de dunas y playas surferas
Participar en el teatro callejero de Jemaa el Fna Pocos espectáculos en el mundo pueden compararse con el ‘halqa’ (teatro callejero) de la principal plaza de Marraquech. De día, Jemaa el Fna (en la imagen) atrae a las multitudes con sus astrólogos, encantadores de serpientes, acróbatas y dentistas con tarros llenos de dientes. Al ponerse el sol, un centenar de puestos de comida despliega una especie competición gastronómica para atraer al turista. Después de cenar empiezan las ‘jam sessions’, en las que la participación del público siempre es bienvenida y algo de propina garantiza los bises.
Fotografiar la Medina de Chefchauen Empinada y adoquinada, la medina de Chefchauen se precipita por la ladera de la montaña. Una sucesión de tejados rojos, balcones de hierro forjado y geranios en uno de los pueblos más bonitos de Marruecos, bajo los agrestes picos del Rif. Los callejones azules de la medina (en la imagen) resultan encantadores y muy fotogénicos mientras la kasba, de tonos rojos, se erige imponente en la plaza principal, repleta de cafés en los que sentarse a ver pasar a la gente con un té en la mano.