Un paraíso para los practicantes del Kite Surf, los paseos por playas solitarias y vírgenes, la excelente comida…
Essaouira es la última brecha de playas infinitas, de viento que sopla airado para levantar las brumas que se forman al amanecer y que separa el desierto del océano Atlántico. Es una pequeña y encantadora villa que ha heredado los intensos colores azules que un día vistieran los bereberes. Es un pueblo marinero, un puerto de mar que vive volcado sobre las aguas en las que faenan curtidos y recios, pero amables pescadores. Es una villa que huele y sabe a mar, de redes zurcidas que se amontonan cerca de las barcas que descansan en el puerto, mientras las gaviotas planean sostenidas por la brisa que refresca la villa